Viaje a Jordania
Día 1 Amán
Amán: Amán, la capital de Jordania, es una ciudad vibrante y moderna que combina la rica historia antigua con un desarrollo contemporáneo. Situada en una serie de colinas, Amán es conocida por sus numerosos sitios arqueológicos, como la Ciudadela y el Teatro Romano, que ofrecen un vistazo al pasado romano y bizantino. La ciudad es un crisol de culturas y tradiciones, con mercados bulliciosos, como el Souk Jara, y una próspera escena gastronómica que fusiona sabores locales y modernos. Su infraestructura bien desarrollada y su ambiente acogedor hacen de Amán un punto de partida ideal para explorar otros tesoros jordanos, como Petra y el Mar Muerto. La mezcla de lo antiguo y lo nuevo, junto con su hospitalidad jordana, hace de Amán un destino fascinante para cualquier viajero.
Amán - Centro histórico
Empezamos nuestra recorrido por la cuidad desde el Teatro Romano, ubicado a pocos metro de nuestro hotel. Fue construido en el siglo II d.C., cuando la ciudad de Amán era conocida como Filadelfia. Capaz de albergar hasta 6,000 espectadores, está edificado en una ladera para proteger del sol a los asistentes. El teatro se organiza en tres niveles, con diversos accesos laterales que facilitan el flujo de personas. Su excelente acústica permite la realización de conciertos y ceremonias, aprovechando su diseño antiguo. Además, ofrece vistas panorámicas de Amán desde las gradas superiores. La entrada cuesta 2 JOD y está incluida en el Jordan Pass, que también permite el acceso al cercano Odeón y a los museos Folclórico y de Tradiciones Populares.
Amán - Teatro romano
El Odeón romano de Amán, situado al igual que el Teatro Romano en la plaza Hashemite, es una estructura más pequeña y acogedora que data del siglo II d.C. Este pequeño teatro, con capacidad para 500 espectadores ubicados en nueve filas de asientos, se utilizaba principalmente para actuaciones musicales y reuniones íntimas. La parte correspondiente al escenario solía estar ricamente decorado con frisos y hornacinas. Los arqueólogos han especulado que, en la antigüedad, el Odeón probablemente estaba cerrado por un techo de madera temporal que protegía a la audiencia del clima.
Amán - Odeón
El Ninfeo de Amán es una impresionante fuente monumental de la época romana ubicada en el corazón de la capital jordana, justo enfrente del Souq Al-Sukar. Construido en el siglo II d.C., este majestuoso edificio era una parte integral de la red de agua de la antigua Filadelfia. El ninfeo, dedicado a las ninfas de las aguas, destaca por su arquitectura elegante, con nichos decorados y esculturas que una vez adornaron sus paredes. Aunque gran parte de su esplendor original se ha perdido con el tiempo, las ruinas actuales siguen siendo un testimonio fascinante del ingenio y la habilidad de los ingenieros romanos. Desde este lugar se puede contemplar una de las enormes pinturas murales de arte callejero que decoran las paredes de algunos de los edificios de la ciudad.
Amán - Ninfeo
Al mediodía nos desplazamos hasta Rainbow Street, situada en un vibrante barrio conocido por su encanto histórico y su animada vida cultural. Con sus calles empedradas y edificios de arquitectura otomana, este lugar se ha convertido en un punto de encuentro para locales y turistas. Lleno de cafés, restaurantes y tiendas artesanales, ofrece una atmósfera bohemia y cosmopolita. Es famoso por sus vistas panorámicas de la ciudad y por su vida nocturna, con numerosos bares y eventos culturales. Además, Rainbow Street alberga el Centro Cultural Al-Balad, que organiza exposiciones y actividades artísticas. La verdad es que nos decepcionó un poco, por lo que decidimos volver al bullicioso centro en busca de un lugar donde comer. Siguiendo recomendaciones de otros viajeros, comimos en Hashem, un lugar sencillo y muy económico que destaca por el hummus y el faláfel.
Templo de Hércules en la Ciudadela de Amán
Por la tarde, subimos la colina de la Ciudadela (Yabal al-Qala) . La Ciudadela de Amán es un fascinante testamento de la historia milenaria de Jordania. Este sitio ha sido ocupado desde la Edad del Bronce, testigo de civilizaciones como los romanos, bizantinos, abásidas y omeyas, entre otros. Comenzando por el Templo de Hércules, una estructura romana del siglo II d.C., se destacan sus imponentes columnas corintias que una vez formaron parte de un templo dedicado al héroe mitológico. Continuando el recorrido, el Palacio Omeya, construido en el siglo VIII, muestra la espléndida arquitectura islámica con su gran salón de audiencias y su intrincada decoración en mosaico y estuco. Cerca de allí, la Iglesia Bizantina, del siglo VI, revela sus impresionantes restos de frescos y mosaicos cristianos, que cuentan historias bíblicas en un entorno que refleja la rica diversidad cultural y religiosa de Amán a lo largo de los siglos.
Palacio omeya en la Ciudadela de Amán
Otros restos arquitectónicos incluyen cisternas, murallas y estructuras residenciales que muestran la evolución urbana y arquitectónica de la Ciudadela a lo largo de los siglos. Cerramos la visita de la ciudadela contemplando la puesta de sol. La ciudadela es además un lugar perfecto para contemplar las vistas sobre la ciudad. A sus pies, entre otros, se puede ver el teatro romano y, a lo lejos, la mezquita del Rey Abdalá.
Cerramos la jornada con una de las mejores cosas que hacer en Amán: degustar su comida. Escogimos el restaurante Jafra, donde pedimos arayes, cordero cocido en una especie de cazuela que rompen para servirte la comida, hummus, etc. y un limón con menta espectacular. El postre lo tomamos en el cercano Habibah, famoso por su Kanafeh. Se trata de unos hilos de masa de trigo (llamada kataifi o kunafa) que se hornean hasta que quedan crujientes y dorados, rellenanos con un queso blanco que se derrite al hornearse. Todo ello está recubierto por una capa de pistachos triturados. No te puedes ir de Amán sin probarlo.