En Nantes destaca la catedral de Saint Pierre y el Castillo de los Duques de Bretaña. Nuestra siguiente parada es en Vannes, situada en el Golfo de Morbihan. Es una ciudad agradable, con un interesante casco antiguo que se agrupa alrededor de la catedral.
Carnac: indispensable en nuestro itinerario por sus alineamientos de menhires, su museo y sus playas. Para visitar los menhires, que datan del 4500 a 4000 a. de C., debéis dirigiros a Menec, donde se halla el primer grupo, seguido por el de Kermario, Kerlescan y el Tumulus Saint Michel.
Quimperlé es otro bonito pueblo. Podéis visitar, en la Ville Basse, la iglesia y la Abadía de Sainte Croix y, en la bonita calle Dom Morice, el museo municipal. Otra calle que también merece la pena ver por su belleza es la de Brémond d'Ars.
Empezamos visitando la Punta de Raz, protegida por los faros de la Vieille y de la Plat. Continuamos por el puerto pesquero de Douarnenez, el bonito pueblo de Locronan y Brest. Acabamos frente a las ruinas de la abadía de la punta Saint-Mathieu.
El Cabo Frehel es considerado como uno de los parajes costeros más bellos de Bretaña con sus grandes acantilados y sus magníficas vistas. Por la tarde paseamos por las estrechas calles de la Ville Close de Saint Malo, bordeadas de casas de los siglos XVII y XVIII.
Al Mount Sant Michel se entra por la Porte de I'Avancée, el boulevard, y la Porte du Roi, que pertenece ya a la muralla. Hay cuatro edificios monásticos: la Abadía, la iglesia Abacial, la abadía de los Monjes y La Merveille.
Los dos barrios del Viejo Rennes son muy diferentes: situados al norte del río Vilaine concentran la actividad nocturna y cultural de la ciudad, mientras que al sur se extienden los modernos barrios residenciales.